lunes, 31 de marzo de 2014


El azúcar ayuda a desarrollar Alzheimer

Un nivel levemente alto de glucosa en sangre deteriora las funciones cognitivas



Más que indicios, existe la certeza que altos niveles de azúcar en sangre derivan en obesidad y en enfermedades asociadas a ella. Pero, recientemente, investigadores científicos han deducido que, también, afecta la capacidad cognitiva de forma importante, elevando el riesgo de sufrir Alzheimer.

Ya no se trata sólo que sean diabéticos: con tener alta la glucosa en sangre, sin llegar a la diabetes, es suficiente para elevar el riesgo de padecer Alzheimer y otras enfermedades degenerativas cerebrales.

Berdjouhi Tsouroukdissian, médico cirujana, fue de las primeras en plantear el tema en Venezuela, en un trabajo escrito en Mirador Salud, (miradorsalud.com/site), publicación electrónica realizada por investigadores venezolanos. 

En su trabajo, basado en un estudio de la Universidad de Washington en Estados Unidos, publicado en New England Journal of Medicine, Tsouroukdissian comenta que el trabajo de los científicos estadounidenses corrobora, por primera vez, que no sólo la diabetes es un factor de riesgo conocido para el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, sino también la prediabetes.

El estudio Adult Changes in Thought hizo seguimiento durante siete años, a 2.067 participantes con edad promedio de 76 años, de los cuales sólo 232 sufría diabetes tipo 2 y ninguno tenía demencia. Los hallazgos fueron "preocupantes", al decir de Tsouroukdissian, pues "en la medida en que aumentaban los niveles de glucosa en sangre se incrementaba el riesgo de desarrollar demencia y viceversa".

En síntesis, los participantes sin diabetes pero con un nivel prediabético de glucosa, de 115 mg/dl, tenían 18 % más riesgo de padecer demencia, en comparación con quienes tenían esos niveles en 100mg/dl. La condición de los diabéticos era peor: tenían 40 % más riesgo.

Aunque los investigadores de la Universidad de Washington fueron los primeros en demostrar esta asociación, un estudio del departamento de Neurología Cognitiva de la clínica alemana Neurocure y del hospital universitario Charité de Berlín, divulgado por la agencia Efe, detectó que las personas con altos niveles de azúcar en sangre sufren mayores problemas de memoria.

Los investigadores alemanes comprobaron lo mismo que sus colegas estadounidenses: a más azúcar en sangre, más problemas de memoria. 

Además de tests cognitivos, a los pacientes se les sometió a pruebas de resonancia magnética. El resultado indicó que, mientras más alto era su nivel de glucosa, el hipocampo de los pacientes era más pequeño. La líder del estudio, Agnes Flöel, concluyó que la gente "podría conservar su capacidad de memoria en edad avanzada a través del descenso del nivel de azúcar sanguíneo".

La explicación

¿Por qué los altos niveles de glucosa en sangre elevan el riesgo de sufrir problemas mentales? La respuesta podría estar en la forma como la resistencia a la insulina afecta las células del cerebro.

Berdjouhi Tsouroukdissian explica, en Mirador Salud, que durante el período en que se instala la prediabetes puede presentarse resistencia a la insulina, lo que obliga al páncreas a producir más insulina para normalizar los niveles de azúcar. No siempre lo logra, la glucosa aumenta y aparece la prediabetes y la diabetes tipo 2, que se asocia al sobrepeso.

"Estudios previos han demostrado que la insulina promueve la salud de las células del cerebro, su crecimiento, supervivencia, remodelación, plasticidad de las sinapsis (enlaces entre ellas), memoria y aprendizaje. Las alteraciones cualitativas y cuantitativas de esta hormona pueden afectar estas funciones", explica.

Si no hay insulina, las células cerebrales no se benefician de estas funciones. Eso eleva, "de dos a tres veces" el riesgo de merma en las capacidades cognitivas. Tsouroukdissian apunta que "la resistencia a la insulina contribuye de modo independiente al deterioro cognitivo causado por la enfermedad de Alzheimer". Lo mismo hace la enfermedad vascular, causada por la diabetes.


“Las enfermeras de Malvinas sufrimos el dolor del olvido”


Alicia Reinoso, enfermera de la guerra de Malvinas

Pasaron 31 años desde la Guerra de Malvinas, sin embargo el dolor y el silencio sigue presente en muchos de los que allí estuvieron. Alicia Reynoso fue enfermera durante el conflicto armado y recién hace tres años pudo sacar hacia afuera todo lo que tuvo que atravesar.
“La guerra había quedado grabada muy adentro mío, no podía salir y era el causante de mis problemas físicos y psicológicos. Desde que he comenzado a contar lo que viví, el tema ha tomado una dirección totalmente distinta”, confesó Reynoso.

Asimismo, planteó uno de sus mayores objetivos: “Siempre he enarbolado la bandera de la mujer, algo de lo que nunca se habló ni se habla. Soy una eterna defensora de la visibilidad de la mujer y de las enfermeras, porque en ese entonces no había médicas ni bioquímicas ni odontólogas militares. Éramos las únicas enfermeras de la Fuerza Aérea, habíamos sido incorporadas en 1980, y nos sorprendió la guerra. Nos llevaron a Comodoro Rivadavia, con el hospital reubicable de la fuerza”

“Cuando nos dijeron que teníamos que ir a la guerra, fue un momento de euforia y alegría. Todos los argentinos llenamos la plaza vivando la gesta. Nosotras particularmente nos sentíamos sumamente orgullosas por cumplir una función para la cual nos habíamos preparado desde la profesión, pero no desde la realidad. Cuando llegamos a Palomar, donde despegamos junto a cientos de soldados, y vi la brigada con su arsenal, fue la primera vez que sentí miedo”, recordó la enfermera, que por aquel entonces tenía tan solo 24 años.

Al recordar su labor durante la guerra, Reynoso lo califica como un momento “muy duro”: “éramos cinco mujeres entre cientos de varones. Llegaban los heridos y nuestra función era contenerlos, pero nosotras no teníamos quién nos contuviera a nosotras. Yo siempre digo que mi trinchera fue el hospital y mis armas la contención”.

“Llegaban cientos y cientos de chicos llamando a su mamá. Eran chicos, pero tuvieron lo que otros no tuvieron en sus escritorios para estar donde tenían que estar”, remarcó y contó que actualmente está en contacto con otros ex combatientes a través de las redes sociales ya que “la guerra nos hermana más allá de la sangre”.

En diálogo con “Los informales” por Radio Arinfo, la entrerriana habló de cómo lo peor llegó después del conflicto: “Al terminar la guerra sufrimos la ‘desmalvinización’ y las mujeres aún más. A nosotras nos escondieron desde un principio y aún hoy nos siguen escondiendo. A mí me mandaron nueve meses a hacer una instrucción en una escuela de aviación y otras quedaron en el hospital”.

“Lo que se sufre es el dolor del olvido, el silencio cómplice de los que callaron por beneficio propio o por apuntalar algo insostenible. Nosotras estuvimos ahí, entonces no entendemos por qué este silencio o esta cosa de no hablar. Quizá seamos el error viviente”, lamentó.
Con el correr de los años, Reynoso volvió a Paraná y formó una familia, aunque luego se divorció “como el 80% de los veteranos de guerra”.

“Tengo dos hijas y dos nietos porque yo aposté a la vida. Sin embargo, ellos se enteraron de que estuve en la guerra y vieron fotos recién hace dos años. Yo me encerraba y no hablaba, eso influye en una familia”, señaló la enfermera, que fue condecorada por el Congreso Nacional y por la Fuerza Aérea como Veterana de Guerra.

Las mujeres de Malvinas jamás tuvieron contención psicológica y  nunca se las invitó a un desfile, hasta el año pasado. Reynoso, quien da charlas en escuelas, le anticipó a Radio Arinfo que está escribiendo un libro con sus memorias sobre la guerra y sobre el dolor que implica sobrellevar tal situación.

“Las enfermeras fuimos precursoras de la Fuerza Aérea y estuvimos en una guerra muy difícil. Está en nosotras contar esta historia en primera persona, porque después aparecen los falsos héroes o heroínas. En este momento del país en que tanto se reivindica a la mujer, yo levanto con orgullo la bandera de las enfermeras”, concluyó.

viernes, 31 de enero de 2014

La amarga realidad del aborto.

Una madre que abortó: "Varias chicas han cambiado de idea al oír mi testimonio"

Esperanza Puente, una de las protagonistas del libro 'Yo aborté', asegura que no tuvo libertad para decidir, y apuesta por "romper la ley del silencio"
El libro 'Yo aborté', una recopilación de testimonios de mujeres que se han sometido a esta práctica y también de otras personas implicadas, se presentó este jueves por la tarde en el Hotel Husa Avenida Palace de Barcelona. Intervinieron en el acto Sara Martín García, periodista y autora del trabajo, Carmina García-Valdés, presidenta de la Asociación de Víctimas del Aborto (AVA), Luis Vericat, coordinador de Proyectos de HazteOir.org, y Esperanza Puente, portavoz de las víctimas del aborto y uno de los testimonios recogidos. Justo cuando el volumen acaba de ponerse a la venta, Esperanza Puente repasa para ForumLibertas.com algunas de las cuestiones que afectan a este drama orquestado por la cultura de la muerte. A sus 38 años, esta toledana entusiasta "sonríe a la vida", como se dice en el libro, porque ha superado con ayudas y cariño humano el trauma del aborto al que se sometió hace más de diez años en Madrid.

Esperanza, ¿qué explica el libro Yo aborté?
        El libro presenta, por primera vez en España, testimonios de mujeres que han abortado y para las cuales ese paso ha supuesto y supone un sufrimiento, como sucede de hecho con todas. Viene a demostrar que el síndrome post-aborto existe, tanto si se es consciente como si no, y que esto sucede en todas las mujeres más allá del credo, la raza o el estatus social en que se encuentra. En todas, el síndrome post-aborto es real. Puede manifestarse desde principio, justo tras abortar, hasta años después. También puede suceder que una mujer lo viva sin saber que el detonante de esa pesadilla o forma de vida es un aborto.
Uno de los argumentos que utilizan los defensores del aborto es el de la "libertad de decidir". ¿Puede demostrar usted, desde su testimonio, que los abortos que se practican hoy en España no responden a decisiones libres?
        Desde mi testimonio y como portavoz y colaboradora de las víctimas del aborto, puedo asegurar que no me sentí libre para decidir. A mí no me dieron ningún tipo de información y tampoco alternativas, que es lo mínimo que se pide desde la Asociación de Víctimas del Aborto (AVA). Ciertamente yo era mucho más joven que ahora, pero independientemente de las circunstancias que pueden rodearte, desde problemas psicológicos hasta económicos, no tuve las condiciones de libertad. En algunos casos, incluso, se sabe que hay mujeres que han sido obligadas a abortar. A la asociación, están llegando testimonios de chicas de 16, 18 y 20 años cuyos padres e incluso novios o parejas las llevan forzadas a abortar. También existen mujeres de más edad obligadas por los maridos a deshacerse del feto. Eso no es libertad, sobre todo porque todos son ejemplos sin información y sin alternativa.
¿Existe demanda de esa información entre adolescentes y jóvenes que se quedan embarazadas?

        Sí. Y eso es un problema mayor. Las chicas entre 15 y 20 años, cuando se ven embarazadas por una relación esporádica o con su pareja pero sin desear la concepción de un hijo, van muchas veces a un centro de planificación familiar pidiendo información, pero no se les da nada y, sin ningún tipo de reflexión, se ven casi directamente en una clínica abortando.
¿Esta falta de libertad puede ser denunciada? ¿Se ha emprendido alguna acción legal?
        Hay una ley del silencio desde que se aprobó la ley del aborto en España. No interesa hablar de esta normativa. Y desde la AVA, lo que se está intentando es romper esa ley del silencio y decir a gritos, a quien quiera escucharnos, que no se cumple la legalidad vigente, que es clara en lo que se refiere a lo que debe hacer una mujer o una chica cuando se encuentra en una situación de embarazo con los condicionantes despenalizadores que contempla el texto. En las clínicas abortistas, además, tampoco te dan ningún tipo de información. Hay un documento que se llama "consentimiento informado", que es el que hay que firmar y en el cual, en principio, lo que viene son consecuencias físicas (no todas) pero no aparece ninguna consecuencia psicológica. Y eso es ilegal. Por otro lado, esos centros no dan ninguna información porque no les interesa. El aborto, en cualquier parte del mundo y en España también, es un negocio redondo.
De hecho, la ley despenalizadora del aborto es restrictiva porque sólo afecta a casos de violación, malformación del feto y peligro para la salud física o psíquica de la madre. ¿Verdad que, si se aplicase con rigor, no se producirían los más de 70.000 abortos anuales que tenemos ahora?
        Evidentemente que no. Si tú explicas a una mujer, también las mayores de 29 años (cada vez son más las que abortan a partir de esa edad), lo que realmente es la intervención, muy probablemente se replantearía su decisión de abortar si es que ya la tiene tomada. Desde la industria abortista, siempre te cuentan que la intervención es sencilla, rápida y nada dolorosa. Enseguida te dicen que no te preocupes porque "el problema se acaba en cuanto pase la intervención". No cabe mayor falsedad, porque precisamente el problema empieza cuando finaliza la intervención. En una operación de esta envergadura, no hay marcha atrás. Y eso la mujer lo siente precisamente cuando ya ha abortado.
A partir de los casos que recoge el libro Yo aborté, ¿cuáles son los principales problemas psíquicos después del aborto?
        Por supuesto depresión, ansiedad, pesadillas, el recuerdo constante de la edad que podría tener tu hijo cuando ves a un niño, el autocastigo... Yo precisamente me autocastigaba, porque no quería ver bebés pero, cuando sabía que los tenía cerca, volvía la cabeza para verlos. Era una manera de decirme: "¡Mira lo que has hecho!". Es algo inconsciente. De todas formas, cada caso es distinto en uno y otro sentido. Hay chicas que se han suicidado porque no han soportado el síndrome post-aborto.
Cuéntenos lo que quiera de su testimonio personal. ¿Qué explica en el libro?
        En el libro, cuento la realidad que yo viví. No fui libre a la hora de tomar la decisión de abortar, porque tuve todavía mucha menos información que la que existe ahora. Nadie me dijo que existían ya entonces asociaciones pro vida que ayudaban a mujeres a tomar una decisión beneficiosa para ellas, como siguen haciéndolo ahora. En mi caso, no fue así. Me pasaron directamente el teléfono de la clínica y me dieron muy poco tiempo para decidir. Éste, por cierto, es otro de los grandes problemas. Mis circunstancias personales son muy concretas. Yo arrastraba un trauma anterior, ya que tuve un hijo a los 18 años. Ese embarazo y maternidad prematura me hizo vivir una pesadilla, un verdadero infierno por ser madre soltera en mi pueblo de la provincia de Toledo. Luego, en el momento de volver a quedarme embarazada, reviví todo aquello y los trágicos hechos se precipitaron. No tuve ningún tipo de ayuda y no sabía dónde buscarla. Estaba sola en Madrid con un hijo pequeño, muy asustada y sin saber dónde acudir. En la clínica abortista a la que fui, el psicólogo que debía atenderme prácticamente no me atendió. La entrevista duró 10 minutos escasos, y lo único que me dijo es que todo saldría muy bien, sin dolores, y que todo se acabaría.
Vaya, que se lo pusieron muy fácil ...
        Sí. Pero aun así, me sorprendió porque yo, que no conocía el funcionamiento del centro médico y no sabía que iba a hablar con un psicólogo, esperaba que este profesional me diese algún tipo de explicación: que me preguntase si era soltera o casada, si tenía algún problema, si era una cuestión económica... Seguramente no me esperaba que me propusiese no abortar, pero sí que hubiera un mínimo de interés.
¿Le dijeron algo de la ley?
        Por supuesto. Y ése es el problema que engloba todo lo demás. Todas nos acogemos a la ley bajo el paraguas de la salud psíquica de la madre. Aunque no lo explico en el libro, ahora puedo decir que he pasado por las dos circunstancias, siempre sola: la de tener un hijo y la de no tenerlo. A pesar de las adversidades de la vida, para mí ha sido mucho más satisfactorio tenerlo, criarlo, perder sueño y pasar fatiga que el no haberlo tenido. Esto último, desde luego, lo que seguro que no me ha producido es libertad y prosperidad. En cambio, me ha dado más pesadillas todavía.
¿Y usted ha superado todo esto?
        Nunca se supera totalmente pero, gracias a la fe, me siento mucho mejor y miro adelante. Pedí ayuda psiquiátrica privada (la Seguridad Social no te la proporciona), y lo hice porque llegó un momento en que me di cuenta de que había un problema serio y yo no podía con mi vida. Luego, una vez inmersa en ese proceso de algo más de un año, me puse en manos de Dios, que fue y sigue siendo mi gran ayuda para dar la cara. El gran problema de ahora es que, por mucha libertad y mucha modernidad que se dice que tenemos, vivimos instalados en la mentira. De estos temas no se habla. Una mujer que aborta no lo cuenta, y la mayor parte de los testimonios no quieren dar la cara porque sus familias y sus entornos no lo saben. Además, también existe mucho cinismo. Se habla alegremente del aborto como si fuera algo natural o normal, pero a la hora de la verdad, cuando aborta una amiga o te enteras de que la vecina ha pasado por ello, el juicio es radical. Y eso es precisamente lo que da más miedo al ser humano: ser juzgado.
¿Cuántos años tiene ahora su hijo?
        18. Lo he pasado muy mal en muchos momentos, pero llevo 19 años con él, desde el embarazo hasta ahora, y puedo decir que estoy muy contenta, lo cual me ayuda a superar, aunque sea lentamente, la terrible experiencia posterior: la del aborto. Y aquí también mi fe mueve montañas. Uno de los grandes problemas con que se encuentra la mujer que aborta es que no se perdona a sí misma. No es un acto cualquiera porque, si las mujeres nos deshumanizamos, ¿por qué nos va a extrañar la violencia, por ejemplo, de nuestros hijos? Quiero decir, con esto, que el aborto es un acto violento que cometemos las mujeres desde nuestro propio cuerpo. Y eso te acaba deshumanizando también porque te lo ponen muy fácil. Por eso la juventud, que recibe constantemente mensajes en los que se sustituye la palabra aborto por anticoncepción, todavía lo ve más normal.
¿La soledad es la gran culpable de lo que le pasó a usted?
        Sin duda. Yo estuve siempre sola, ya desde que pasé por la experiencia anterior de tener un hijo con 18 años. Luego, cuando aborté, el padre había desaparecido. Me faltaba afecto, y eso es decisivo porque anula cualquier posible alternativa que yo habría podido valorar frente a la posibilidad de deshacerse de un hijo concebido aunque no nacido.
¿Cómo valora usted la edición de este libro Yo aborté?
        Es una buena muestra de lo que han vivido muchas mujeres y sus familias. Los testimonios son más o menos cortos. El libro, con una letra grande y asequible, es ameno y tiene el atractivo de la variedad de los casos. Entre las personas que comentan sus experiencias, también hay hombres que han pasado por el síndrome post-aborto. Esto ciertamente sucede porque muchos hombres también se han implicado en el aborto, bien porque han obligado a la novia o bien porque se ha enterado después. Y aquí se destapa otro de los problemas de la legislación actual: que se deja todo en manos de la mujer. No interesa extender esa responsabilidad al hombre y, además, nadie quiere reivindicarlo. También es verdad que, en la mayoría de los casos, el padre de una criatura concebida desaparece cuando la mujer decide seguir adelante con su embarazo. Los testimonios masculinos del libro, en cualquier caso, cuentan lo que ha supuesto para ellos el haber acompañado a su novia o su mujer a abortar e incluso el no haberse enterado a tiempo. También escriben prestigiosos psiquiatras, como Aquilino Polaino, y otros profesionales. Recomiendo leer los testimonios por separado.
¿Se siente ahora más comprometida que nunca con la defensa de la vida?
        Sí, sobre todo porque, en marzo, estuve en la sede de la ONU, en Nueva York. Expliqué mi caso en lo que ha sido el primer testimonio de este tipo expuesto públicamente ante el organismo internacional. La experiencia de hablar ante gente de todo el mundo me ha ayudado a estar más convencida de que los argumentos de los defensores del aborto no tienen ninguna base. Se trata de dar la cara de una vez y reconocer que el problema del aborto no afecta sólo a las mujeres, sino a toda la sociedad. Si la solución es hacer que la mujer sufra más, estamos provocando un mal a la sociedad. Esto no es bien común y, por tanto, nunca puede ser positivo.
¿Y cómo podemos acabar con esta lacra?
        Sobre todo con la educación. Es sorprendente que nuestros jóvenes no tengan ni idea ni de cómo defender el aborto ni de cómo no defenderlo. Hace unos meses, di una charla a unos jóvenes toledanos que tenían entre 18 y 21 años. Me sirvió para comprobar que no tienen criterio, lo cual les convierte en mucho más manipulables. Los medios de comunicación, por otro lado, no favorecen tampoco que esta situación cambie. El error está en que se considera el aborto una conquista social. No es así sencillamente porque hace daño y no es salud.
¿Aumenta el número de personas que ha pasado a la causa pro vida después de abortar o realizar esa práctica?
        Sí, porque el aborto crea problemas para todo el mundo. Después del niño no nacido, la primera víctima es la mujer y, luego, todas las personas de su entorno. Ahí está el ejemplo del doctor Nathanson, la primera persona que creó una clínica abortista en el mundo y luego cambió cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo. Dejó la clínica y se fue a estudiar fetología, para ver con sus propios ojos todo lo que había hecho. Pero una de las razones por las que abandonó el negocio del aborto es que, sobre todo en las comidas o en las fiestas de empresas, las parejas de la gente que trabajaba con él le contaban las pesadillas y los problemas psicológicos que tenían sus subordinados. Es decir, que el drama afecta incluso al personal de los centros médicos donde se practican abortos. De hecho, a esos trabajadores, los cambian cada cierto tiempo porque es insoportable. Hay que contarlo todo, y lamentablemente no se hace.
Seguro que usted ha pedido a mujeres embarazadas que no aborten...
        Sí. El primer domingo de febrero de este año, salí en el programa de TVE-2 Últimas preguntas, y allí expliqué mi testimonio. Después de aquella intervención, he sabido que, aunque tengo un hijo en el cielo, ya tengo al menos tres en el mundo. Tres chicas que tenían cita para abortar esa semana cambiaron de opinión tras escucharme. Esto es muy importante para mí. Es el mayor triunfo.


domingo, 29 de diciembre de 2013

Femen irrumpe en la catedral de Colonia (Alemania) en la misa de Navidad en protesta contra el Vaticano

 
Una activista de Femen ha irrumpido con los pechos descubiertos en el altar de la catedral de Colonia durante la misa de Navidad ante el asombro de los presentes y del arzobispo y cardenal de Colonia, Joachim Meisner.
La mujer (si es que se le puede decir tal) ha saltado desde la primera fila, donde estaba sentada los momentos previos al inicio de la misa, hasta el altar. Según informaciones proporcionadas por la policía de la ciudad, la joven de 20 años llevaba escrita la frase 'I am God' (Soy dios) en su torso.
Femen Spain detalla a través de su cuenta en Facebook que la 'sextremista' se llama Josephine y pertenece a la rama alemana de la organización. Con su acción ha pretendido protestar "contra la propaganda antimujer que extiende el Vaticano prohibiendo el aborto". Por lo visto para éstos seres asesinar adrede a criaturas inocentes es ser “antimujer”.

"FEMEN reclama al Vaticano que ponga fin a esta oleada de fanáticos que nos devuelve con sus leyes al medievo, queremos volver al mundo moderno y a los derechos humanos! Este control sobre los deseos de fertilidad de la mujer sólo puede tener que ver con el fascismo, y otras creencias anti humanas. Europa! Despierta! Estos inquisidores no pueden ser tomados en serio! Todos estos preceptos deben ser quemados de inmediato!! Larga vida a la mujer, larga vida a la ciencia!! MI COÑO, MIS NORMAS!!! SOY DIOS", ha explicado Femen Spain en su muro. Creo que no hace falta agregar más nada.

Antes del servicio religioso, la mujer se encontraba cubierta por un abrigo de cuero y un pañuelo en la cabeza. Ante la mirada del cardenal Meisner, encargado de oficiar la misa y que justo hoy cumple 80 años, la activista ha sido detenida por las fuerzas de seguridad y retenida hasta el final de la misa por la policía. La policía ha abierto una denuncia contra la mujer por alteración de la práctica religiosa y por allanamiento de morada. Por su parte, la joven ha presentado una denuncia por lesiones físicas ¿? contra las fuerzas de seguridad del arzobispo.
Éstos actos indignos son totalmente contrarios a los valores de una mujer hecha y derecha. Femen es una vergüenza y una infamia para la mujer y no nos representa.

Le retiran la custodia de su nena a la madre que le inyectaba bótox

La mujer de San Francisco conmocionó al mundo al mostrar cómo le inyectaba la toxina a su nena de 8 años para que fuera más “bonita”. Lo hacía cada tres meses. Además la depilaba con cera.


El Servicio de protección de menores de San Francisco confirmó que la menor a la que le inyectaba bótox cada tres meses ya no está más a cargo de Kerry Campbell, una peluquera que saltó a la fama después de reconocer en un programa de televisión que le aplicaba bótox a la pequeña. 

La mujer apareció muy orgullosa en el programa de EEUU "Good Morning America" y recibió cientos de denuncias por abuso infantil. 

Ahora, el servicio de protección de menores de San Francisco abrió una investigación a Campbell por los hechos, según publican los medios locales. 

El domingo las autoridades se personaron en el domicilio familiar de la mujer y se llevaron a la menor.
 
"El caso está bajo investigación, y Britney ya no está en la casa con su madre. Ella está bien", tal y como han informado fuentes cercanas al caso. Según reveló la propia Campbell, una vez cada tres meses le retocaba la frente, los labios y el contorno de los ojos y le hacía la cera a su hija. 

La madre aseguraba que estos tratamientos servirían para que su pequeña fuera más popular en el futuro.
 
"Lo que estoy haciendo a Britney le ayudará a convertirse en una estrella", comentó al diario The Sun. Por su parte, Britney decía estar encantada con su nueva imagen por lo que exigía cada vez con más frecuencia eliminar las 'arrugas' que decía tener. 

"Cada noche compruebo si tengo más arrugas y si veo alguna quiero más inyecciones", decía la pobre criatura. De esta manera se puede ver como el trastorno de la madre llegó a afectar psicológicamente a la pequeña, creyendo que tiene arrugas que ocultar a los 8 años de edad. Una completa locura.

sábado, 16 de noviembre de 2013

El chef Jamie Oliver gana demanda contra McDonald's

El chef Jamie Oliver justo ha ganado una batalla en contra de la cadena más grande de comida chatarra que existe en el mundo. Una vez que Oliver demostró cómo se hacen las hamburguesas, McDonald’s, la franquiciadora anunció que cambiará la receta.


De acuerdo a Oliver, las partes grasosas de la carne se “lavan” con hidróxido de amoníaco y luego se usan en la confección de la ‘torta’ de carne para rellenar la hamburguesa. Antes de este proceso, de acuerdo con el presentador, ya esa carne no era apta para consumo humano.

Oliver, chef activista radical, quién ha asumido una Guerra contra la industria de alimentos, dice: estamos hablando de carnes que hubieran sido vendidas como alimento para perros y después de este proceso se les sirve a seres humanos. Aparte de la calidad de la carne, el hidróxido de amonio es dañino para la salud. Oliver le dice a esto: “El Proceso de la Porquería Rosa”.

¿Qué ser humano en su sano juicio pondría un trozo de carne remojada en hidróxido de amonio en la boca de un niño?
En otra de sus iniciativas Oliver demostró como se hacen los nuggets de pollo: Después de seleccionar las ‘mejores partes’, el resto: grasa, pellejos, cartílagos, vísceras, huesos, cabeza, patas, son sometidos a un licuado –separación mecánica- es el eufemismo que usan los ingenieros en alimentos, y después esa pasta rosada por la sangre, es desodorada, decolorada, reodorizada y repintada, capeadas en melcocha farinácea y frita, esto es rehervido en aceites generalmente parcialmente hidrogenados, esto es, tóxicos.

En USA, Burger King y Taco Bell ya abandonaron el uso de amonio en sus productos. La industria de alimentos usa el hidróxido amonio como un agente anti-microbiano, lo que le ha permitido a McDonald’s usar en sus hamburguesas carne, de entrada no apta para consumo humano.

Pero aún más molesta es la situación que estas sustancias basadas en hidróxido amonio sean consideradas ‘componentes legítimos en procedimientos de producción’ en la industria de alimentos con las bendiciones de las autoridades de salud en todo el mundo. Así los consumidores nunca se podrán enterar de qué químicos ponen en nuestra comida.

domingo, 20 de octubre de 2013

Feministas bisexuales a favor del aborto. ¿Cuándo vamos a decir BASTA?


En Av. de Mayo y 9 de Julio, paseando en una tarde de domingo por Buenos Aires pleno día de la Madre, te encontrás con ésto. Para las feministas bisexuales (así firman ellas) los fetos “van al paraíso”. A ver si entendemos su slogan enfermizo. ¿Se están mofando del Cristianismo? Lo cual sería repudiable, puesto que si reclaman tantos derechos humanos deberían dar el ejemplo y no burlarse de las creencias de las personas.

¿O nos están diciendo que no debemos preocuparnos por los abortos porque los “fetos” de todas maneras irán al paraíso? Siendo así, no sólo admiten que los “fetos” son seres humanos, sino que incitan al homicidio de una manera fundamentalista y terrorista.

Y por supuesto no podían faltar “Las Rojas”, escrachando también Av. De Mayo y 9 de Julio. Espero que ésta no sea la misma gente que después reclaman “adopciones”.

Las personas que suelen estar a favor del aborto generalmente tienen relaciones inestables. Es muy raro que una pareja que esté unida hace tiempo o que ya haya tenido hijos decida abortar. Esta tendencia se da en jóvenes primerizas, lo cual genera un doble riesgo. No sólo se alenta a que las jóvenes den muerte al propio hijo que llevan en su vientre, generando todo tipo de culpas y trastornos psicológicos. Sino que también atentan contra la vida de la madre.

Y es que un aborto es arriesgado, se haga o no con asistencia. Pero incluso un aborto legal haría que los jóvenes se cuiden aún menos de lo que lo hacen ahora. Un aborto legal propagaría todo tipo de enfermedades de transmisión sexual, poniendo en riesgo la vida de las personas. Hoy en día pareciera que ya nadie toma en cuenta eso. ¿Acaso ya no hay más ETS?

Seamos conscientes, no cuesta nada prevenir. No sólo evitaríamos lastimar un ser inocente, sino que evitaríamos todo tipo de enfermedades.

El sistema imperante emplea todo tipo de armas contra la vida. Como mujeres argentinas que somos, digamos NO al aborto. Y luchemos por la vida de los hijos de nuestro suelo.